lunes, 30 de septiembre de 2013

Verbo huir


Lo más fácil es huir, aunque también puede ser quedarse, depende de la situación.

Si la comodidad es lo que invade todo, cambiamos un poco la postura y nos quedamos, aunque sepamos que ya nos duele todo el cuerpo y lo siguiente seguramente sea enfermar.

Sin embargo, cuando llega el miedo y todavía parece que estamos a tiempo de sacar un pie fuera para coger carrerilla y cambiar de dirección, los impulsos de hacerlo son tantos que es fácil que cuando menos te des cuenta ya te veas corriendo sin mirar atrás con la vista concentrada en el horizonte, convencida de que dándose un poco de más prisa se llega a un lugar mejor en el que estar a salvo.

No sabemos que a veces el horizonte ya ha llegado y que la huida se convierte en un caminar hacia ninguna parte. Huir es tan sencillo como dar tres pasos atrás y rediseñar la ruta, tan sencillo como sentirse perdido da igual donde se esté o el trayecto que se recorra. Ese salir corriendo casi siempre es para escaparse de uno mismo y de todo lo que tiene dentro que no le gusta enfrentar o no sabe como hacerlo.

Ser como se es, quererse y que te quieran se convierte en el eterno sueño por cumplir. Hace poco una amiga me comentaba su inquietud ante la actitud que parecía estar de moda en nuestro tiempo: esa oda al individualismo desde la que se reinvindica como mejor opción de vida pensar en uno mismo, tenerse en cuenta siempre uno: lo que necesita, lo que le hace bien. Un yo yo yo tan repetitivo como el baile de un yo-yo en el que se pasa del extremo de la importancia de cuidarse al egocentrismo de estar uno siempre primero que el otro. Y como toda actitud extrema pasamos a desvariar y caer en el deliro de un mapa de calles sin salida que nos engaña con atractivas luces de neón.

Mi hermano dice que vamos por la vida llenos de vacíos que buscamos llenar con cosas de fuera, olvidando que es dentro donde tenemos que buscar para sentirnos plenos. Cada vez me parece más cierto. Yo no quiero huir de mí misma porque ahí fuera no existe un sitio para mí. Quiero quedarme aquí dentro, conmigo y con quien quiera tomarme de la mano y acompañarme en el viaje.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso es, quedarse dentro. Y para eso hace falta pararse, no correr, no huir... Cuando fuera todo va deprisa y nos arrastra, entonces hay que pararse y mirar dentro, beber un vaso de agua, pensar en la cena, y en la siguiente media hora. Solamente. Hoy es otro día.

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